Rusia y Ucrania manifestaron hoy sus intenciones de abrir una negociación que frene la ofensiva en marcha, pero la situación parece tener escasas posibilidades de concretarse ante las acusaciones cruzadas, la retórica violenta en aumento y la continuidad de los enfrentamientos.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, fue el primero en ofrecer a su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, emprender un proceso de diálogo «para detener la muerte de personas», tras la invasión militar lanzada ayer y que ya llegó a inmediaciones de la capital Kiev.
El mandatario, incluso, se mostró dispuesto a discutir un estatus de no alineado, con lo que renunciaría a su aspiración a ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una de las exigencias que tiene Moscú.
No obstante, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Ucrania propuso Varsovia, la capital de Polonia, como lugar para el diálogo, tras lo cual «tomó una pausa» y «rompió la comunicación».
El vocero, además, indicó que Putin también «está listo para enviar una delegación rusa a nivel de representantes de los Ministerios de Defensa y de Exteriores y la Administración presidencial para celebrar negociaciones con la delegación ucraniana».
El lugar propuesto por Moscú para este encuentro es Minsk, la capital bielorrusa en la que se firmaron los acuerdos que llevaron a una frágil paz entre los dos países tras los conflictos de 2014 en la península de Crimea, anexada luego por Rusia, y en las regiones de Donetsk y Lugansk, que el lunes pasado Putin reconoció como Estados independientes.
Peskov señaló que el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, está dispuesto a «crear todas las condiciones» para las negociaciones, algo que Ucrania y sus aliados occidentales no ven con buenos ojos por la cercanía de este líder con Putin y por el hecho de que Bielorrusia también sirvió como punto de partida para las tropas rusas que iniciaron la invasión.
Pero la diferencia no es solamente por la sede del encuentro: el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, desconfió de la parte ucraniana, acusó a Zelenski de «mentir» en su pedido de diálogo y dejó en claro que las conversaciones serán posibles solamente si Kiev «depone las armas».
«Ha estado buscando refugio en Occidente. No hay garantías de que vaya a haber resultados prácticos», apuntó el funcionario.
El propio Putin afirmó estar dispuesto a enviar una delegación a Minsk, pero su tono diplomático quedó atrás al llamar al ejército ucraniano a «tomar el poder» en Kiev y derrocar Zelenski y a su entorno, a los que calificó de «neonazis y drogadictos».
«Tomen el poder entre sus manos. Me parece que será más fácil negociar entre ustedes y yo», instó el mandatario al ejército ucraniano.
Occidente, el Papa y China
En tanto, los puentes entre Putin y los líderes de las potencias occidentales están, al menos oficialmente, prácticamente rotos.
El presidente estadounidense, Joe Biden, manifestó ayer que no tiene planes de conversar con él y aseguró que el jefe del Kremlin se convertirá en «un paria en la escena internacional».
El mandatario francés, Emmanuel Macron, sí habló ayer con Putin para «exigir el fin inmediato» de la ofensiva y advertirlo por las «sanciones masivas» que impondrán, de forma escalada la Unión Europea (UE) y el G7, de acuerdo con lo informado por el Eliseo.
Macron se había fijado como objetivo lograr una desescalada en la crisis en Ucrania antes de confirmar su candidatura a la reelección, por lo que en las últimas semanas ejerció sin éxito de mediador entre Putin y Zelenski.
El lanzamiento de la ofensiva rusa supuso un revés a sus esfuerzos y le obligó a involucrarse aún más en la gestión internacional de la crisis, dejando de lado la confirmación de su candidatura y su campaña, prevista para la próxima semana.
El papa Francisco también busca mediar en el conflicto y por eso hoy visitó al embajador ruso ante la Santa Sede, Alexander Avdeev, a quien le manifestó su «preocupación por la guerra».
El Pontífice estuvo durante más de media hora en la sede diplomática de Vía della Conciliazione 10, a metros de Plaza San Pedro, en la primera movida vaticana con el Papa como protagonista luego de que ayer el secretario de Estado, Pietro Parolin, abriera la posibilidad de una mediación.
«Aún hay tiempo para la buena voluntad, hay espacio para la negociación, hay aún lugar para el ejercicio de una sabiduría que impida que prevalezcan todo interés de parte», planteó ayer Parolin, encargado de la comunicación pública de la postura vaticana mientras Francisco trabaja en la posible mediación.
Luego, en una declaración a medios en Roma, el embajador ruso agregó que el pontífice quería «preguntar personalmente por la situación en Donbass y Ucrania».
Según Avdeev, Jorge Bergoglio hizo un llamado «para cuidar a los niños, enfermos y todos los que sufren».
Francisco, en tanto, suspendió todos los encuentros que tenía hoy en agenda y solo mantuvo la recepción de las cartas credenciales de la nueva embajadora griega ante la Santa Sede, Aikaterini-Katia Georgiou.
Ucrania, según había planteado a mediados de febrero su embajador ante el Vaticano Andriy Yurash, estaría «completamente a favor» de una eventual mediación de la Santa Sede.
Un actor preponderante, que hasta ahora mantiene una línea diplomática prudente en toda esta crisis, es China, un estrecho aliado de Rusia.
El presidente chino, Xi Jinping, habló hoy con Putin sobre la guerra en Ucrania y se mostró favorable a resolver el conflicto «por la vía diplomática», aunque se negó a calificar lo que está pasando en Ucrania como una «invasión».
«China apoya a Rusia en la resolución (del conflicto) a través de negociaciones con Ucrania», informó su Gobierno.
Xi sostuvo que era importante «abandonar la mentalidad de la Guerra Fría, dar importancia y respetar las preocupaciones razonables de todos los países en materia de seguridad, y formar un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible mediante negociaciones».
Hasta el momento, la invasión ya contabiliza más de 100 muertos y unos 100.000 desplazados ucranianos.
En tanto, fuentes del ejército defensor afirman que unos 800 soldados rusos fueron abatidos desde el inicio de la invasión, en la madrugada de ayer.
Las fuerzas militares rusas estrechaban hoy su cerco sobre Kiev, en cuyos barrios ya se registraron combates y hasta hubo un ataque con misiles a la madrugada.
Estados Unidos teme que Kiev caiga en manos de Rusia «en los próximos días»
La Inteligencia estadounidense expresó su «preocupación» acerca de que Kiev, la capital ucraniana, pueda caer en manos rusas «en los próximos días».
Análisis preliminares realizados antes de que comenzara la invasión rusa de Ucrania apuntan a que la capital podría pasar a estar bajo control de las fuerzas rusas en cuestión de días.
Las tropas rusas se encuentran a unos 32 kilómetros de Kiev, señaló un alto cargo estadounidense, y buscan avanzar hacia la capital, aunque se enfrentan a una resistencia más dura por parte de las fuerzas ucranianas de lo que había previsto.
El Gobierno de Ucrania confirmó que el Ejército ruso logró entrar en Kiev después de que, desde primeras horas de la mañana, se hubieran escuchado explosiones y sirenas en algunos distritos de la ciudad.
Funcionarios de inteligencia occidentales analizan ahora los planes futuros de Rusia tras la invasión, esto es, si piensa derrocar al Gobierno de Kiev e instalar un Ejecutivo prorruso o si busca ocupar y mantenerse en el territorio ucraniano al finalizar esta operación.